Este libro, publicado en Quito en 2016, recoge una serie de asedios críticos que su autor, el hispanista rumano Víctor Ivanovici, ha ido elaborando a lo largo de las últimas décadas. En su variedad de temas, subyace, sin embargo, una misma perspectiva, de cuño comparatista, que se nutre de lo mejor de la crítica literaria del siglo XX. Cada capítulo / ensayo recupera un concepto teórico, lo revisa y lo aplica, con sutileza, al asunto analizado. En el libro desfilan, como materiales críticos de apoyo y consulta, el formalismo ruso (como lo expresó, para la prosa narrativa, Víctor Sklovski), la aproximación lingüística de Roman Jacobson, el comparatismo crítico de Auerbach, los planteamientos postestructuralistas de Michel Foucault, la ansiedad de la influencia de Harold Bloom e inclusive conceptos del psicoanálisis clásico que encajan bien y se vuelven operativos para los planteamientos de Ivanovici. El libro es extenso y rico en detalles y lecturas sugerentes, por lo que solo recojo lo principal.
El título del libro obedece a un viaje con Cervantes, a través de sus textos, pero también de los años de investigación y otros textos derivados (como la obra de Lawrence Durrell y la literatura griega). Como itinerario, el libro nos propone una guía o mapa, con paradas en rincones particulares (un personaje, un tema, un recurso narrativo) que en su conjunto nos brindan una imagen de Cervantes como el fundador de la novela moderna, tanto por su habilidad de arquitecto de una narrativa como por su pervivencia como modelo e inspiración de manifestaciones literarias diversas (traducción incluida) hasta la actualidad. Este itinerario o mapa de la obra cervantina se divide en tres secciones. Las dos primeras se complementan la una a la otra. En Parajes, paisajes, personajes, encontramos tres ensayos alrededor de Don Quijote de la Mancha y sus umbrales.
El primer ensayo que lo abre, “Una novela de familia (con secuelas poéticas)” es un ejemplo del método del investigador: a partir de un rico concepto psicoanalítico (la novela familiar) el análisis se despliega en torno a la figura de la protagonista de la Gitanilla y su originalidad en el tapiz cultural y social de la España del siglo XVII. Desde la mirada irónica del narrador cervantina, Preciosa manipula instituciones clave como el honor, matrimonio y hasta poesía para salirse con la suya. Siguiendo con la pauta de la novela familiar, el investigador le da la vuelta al término para examinar recreaciones de Preciosa que, como lecturas deformantes, persisten con su mito y lo resignifican, prolongando el legado y con ello el aire de familia del personaje en la literatura universal: primero, se ofrece un fino análisis del poema “Preciosa y el aire” de García Lorca y el posterior “Sueño con Preciosa” del escritor griego Odysseas Elytis, que habla del personaje a través de su lectura lorquiana. El ensayo constituye una lección mínima de literatura comparada, en la que se conjugan eficazmente análisis, teoría y profundo conocimiento lingüístico.
El siguiente ensayo, “De cara al cristianismo cósmico”, bebe, en cambio, de las meditaciones sobre la historia de las religiones que llevó a cabo Mircea Eliade. Ivanovici emplea el concepto de cristianismo cósmico, la inclinación sincrética de los pueblos europeos que provocó la coexistencia de cristianismo y creencias religiosas paganas (que se expresan en la magia o, inclusive, en los rituales del amor cortés), para analizar los mecanismos paródicos de la brujería en el Coloquio de los perros, por un lado, y el humor que desmantela la perspectiva amorosa de don Quijote como caballero. Destaca, nuevamente, la disección de la retórica de los personajes implicados en la transformación de Dulcinea de labradora a dama o princesa, la cual echa mano de terminología de la traducción (el análisis queda sintetizado en útiles cuadros sinópticos). A esta meditación de añade, para cerrar la sección, un trabajo breve sobre la Arcadia quijotesca, en la que se identifican cinco episodios o “miniarcadias”, cuyo análisis introduce a un concepto en el que se ahondará en la segunda parte de Itinerarios cervantinos: la parodia.
Bajo el título El Quijote como obra abierta (cuatro aproximaciones), esta parte del libro mete las manos hasta los codosen la novela cervantina como producto artístico. El primer ensayo, como digno ejemplo de lección comparatista, delinea la mímesis como procedimiento narrativo propio del periodo clásico y del Renacimiento, en tanto caracteriza el Barroco como el periodo que adopta la parodia como rasgo estético predominante. Ivanovici lo ejemplifica con episodios de Don Quijote de la Mancha que se prestan a la reflexión metaliteraria así como con un rico pasaje del Hamlet de Shakespeare. El siguiente trabajo (“El arte de novelar”) ausculta Don Quijote como sistema narrativo mediante un uso puntual (y muy efectivo) de las herramientas del análisis estructural del relato (Roland Barthes, A. J. Greimas et al.). Asumiendo un estructuralismo desengañado, según sus propias palabras, Ivanovici ofrece una descripción minuciosa de cómo funcionala narración cervantina, con perspectivas narrativas con conflicto y negociación que son las que generan series de episodios, en las que unas perspectivas chocan o se complementan, producen “cortocircuitos” que contravienen el ordenconvencional o el marco de expectativas de lo razonable (he allí el humor corrosivo).
El tercer ensayo encierra una propuesta muy original: leer Don Quijote partiendo del Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell. Aunque no haya influencia reconocible de Cervantes en el autor inglés, lo cierto es que su concepción de su Cuarteto como palimpsesto invita a poner en contacto los textos en lo que la imagen del manuscrito, con sus anotaciones en los márgenes, sus omisiones y alteraciones, desarrolla una realidad inestable o ambigua en la que el lector ha de ejercer un rol activo, debido a la existencia de más de una instancia narrativa (el autor del manuscrito, su traductor, el “segundo autor”, etc.) que conduce, en última instancia, a concebir la narración no tanto como un discurso sino como una puesta en escena. Por último, la sección se cierra con el ensayo “Héroe y personaje: para una poética del homo fictus quixoticus”, el cual supone una pequeña lección de teoría de la novela: Ivanovici distingue entre “héroe”, como personaje cortado de una sola pieza o que viene diseñado de fábrica, frente a “personaje”, es decir aquella figura narrativa que se hace sobre la marcha; la dicotomía es solidaria de la oposición entre mímesis y parodia, ya que la primera requiere héroes y la segunda emplea personajes que, en su empeño por ser héroes se vuelven paródicos. Estos conceptos no se aplican mecánicamente, sino que, con la maestría del investigador, son dúctiles. Así, por ejemplo, se llega a considerar héroe, como categoría fija y elevada, a los personajes ficticios que participan de la trama de Don Quijote, como Amadís de Gaula u Orlando, quien serían héroes-discurso. El misterioso narrador de la novela sería, en cambio, un personaje-discurso.
La tercera parte, y la más breve, del libro se denomina Tres itinerarios de la recepción y, para el investigador hispanohablante, resultan de interés para conocer el desarrollo del cervantismo de Europa del este, en el que Ivanovici ha hecho toda su carrera (vive desde 1985 en Grecia). Se presenta un panorama básico de la difusión de la obra cervantina en Grecia, Rumanía y Rusia, así como un comentario sobre la traducción de Don Quijote al rumano que se publicó 2004. En suma, Itinerarios cervantinos reúne una colección de ensayos que iluminan la obra cervantina desde múltiples perspectivas (el comparatismo, la lingüística, el postestructuralismo, el formalismo, el psiconálisis, etc.). Escritos con un estilo claro, didáctico, pero al mismo tiempo reflexivo en torno a los conceptos críticos empleados, estos ensayos son testimonio de una vida entregada a la lectura no solo de Cervantes, sino de la Weltliteratur en la que filología y literatura comparada felizmente convergieron.